sábado, 29 de enero de 2022

Placer

    Llegó un poco cansado del trabajo. Abrió la puerta con parsimonia. Reacomodò algunos objetos y miró la alacena. Abrió la ventana y el aire fresco sobre la cara, le disipó toda sensación de sueño. Buscó el vino de jerez. Se había ganado con creces ese momento disfrutable. Descorchò la botella en la cocina. Sintió júbilo. Bajó una copa y sin apuro fue hasta la silla más cercana. Dejó todo sobre la mesa y se descalzò con alivio y placidez. Oyó el suave rumor del líquido, derramándose en el cristal. Con el primer sorbo y los ojos entrecerrados, notó la presencia de la mujer. Se acercó por detrás, y le oprimió los hombros con las manos para calmarlo todavía más. Escuchó las palabras, en un tono tajante de autoridad.

   - Acá se viene a trabajar, no a dormir- definió la supervisora, extendiendo los dedos como garras sobre la espalda del empleado.


basado en "La ciudad dormida" de Paul Delvaux.

martes, 18 de enero de 2022

Fabulaciones

 El tren de juguete

que me pasó por encima

fue el causante de la evaporación

de King Kong en mi álter ego 

Porque en la pradera

hay un gusano transparente

que se arrastraba indómito

hacia la boca feliz que no sangraba 

Ahora camina sin alas ni tendones 

y piensa que veía

el mundo de las flores con delicia.

También ignora la añoranza 

y tan doblegado merodea 

que no percibe la inercia 

de todos sus afanes.

Yo temo encariñarme 

 porque voy a maltratarlo.

Quizás algún día logre darme cuenta

que apenas es mi espejo 

desquiciado por apenas.

Por ahora este espejismo

arrebata sin descanso

la sombra de un sombrero.

Después

solamente después

venía el colapso de estallarme.



sábado, 1 de enero de 2022

Intersticios

    Habitar la marginalidad. Habitar la marginalidad y casi a oscuras. Habitar la marginalidad y casi a oscuras y encontrar por fin la brecha. Habitar la marginalidad y casi a oscuras y encontrar por fin la brecha para construir un pequeño puente.


   Más cabe todo el silencio. Opaco, ocre ensordeciendo los peces que se duermen. En mí. Ruido de la calle que quedó en la noche. Aplanada está la superficie y las se arrastran las palabras. No. Es más sin decir. Tan suave como el umbral que custodia pesadillas. Ya se torna trastorna la risa sin risa de tu dogma-tan-sabido-con-sabido.


   Último ardor de mi cuerpo sin cuerpo. Mi cabeza es un zapato. Todas las baldosas se aflojaron en tu mesa. Y es tan poco que diluvia lento lo gozado. Eterno y esfumado el camino en lo descalzo. Todas nuestras todas peripecias vuelven habitando nuestros brazos dormidos en el sol. Tu furia está fingiendo nuestros ojos sin mirarte. Ahora y descubriendo lo que diste por sentado, en el sueño que planea con los susodichos la sonrisa viento que tenemos. La edad? También nos la quitaron. Salud.