lunes, 31 de mayo de 2021

El corazón del mundo

    La hormiga atómica cultivó una planta que creció hasta ser árbol frondoso.  Quedó exhausta, sudada y temblorosa. Un elefante se acercó, compasivo, y le ofreció un vaso de agua.

   -Por qué cargas con un peso que resulta excesivo para tus fuerzas?- le preguntó el elefante, mirándola desde su altura.

   -Por qué me ofreces la misma solución a tu pregunta?- le contestó ella, preguntando.

   Hasta la rama superior llegó entonces un águila, engalanada, altiva e inalcanzable.

   - Si quieres poder bàjame de aquí-  le gritó a la hormiga atómica-  Sólo eres una ridícula criatura-  remató iracunda.

   - Mi memoria es como el átomo- intervino el elefante. - Sólo es cuestión de saber usarla.

   -Te equivocas- retrucó el águila y emitió una mirada feroz sobre su contrincante. Hasta ella se acercó el poderoso dedo del sol y la cegó sin vuelta atrás.

   -Cuando te pisè los pies fue para que aprendieras a bailar- le dijo entonces el elefante a la hormiga.

   -Yo no soy tu soldado- le contestó ella y el verano se transformó en otoño.

   -Ustedes no ven nada- gritó ahora el águila y llegó el invierno.

   El árbol ahora era quien temblaba. Por los leñadores, por el frío y por las terribles luchas de poder. Pero el sol acudió en su ayuda y poco a poco llegó la primavera.

   - Ahora sí podemos usar el átomo como es debido- dijo el elefante.

   - No confío en tu toxicidad-  dijo la hormiga.

   -Yo veo mejor hacia donde dirigirlo- dijo el águila.

   El árbol entristeció, de manera tal, que regresó a su estado de planta pequeña.

   - Miren lo que han hecho- dijo la hormiga  y se sentó a llorar bajo el sol. Lo voy a regar hasta que vuelva a crecer sano y robusto.

   -Le pesará la magnitud de tus lágrimas saladas- dijo el elefante.

   -Desde aquí veo las raíces marchitas- dijo el águila.

   El sol extendió las manos y su enorme paciencia quiso que la planta volviera a ser árbol. Una niebla demasiado espesa les impidió ver quien de los tres trasladó la planta. El sol cayó volviéndose un desierto. La tierra giró hacia una luna brillante y el águila dijo:

   - El amor es ciego- y voló hasta la fuga de las estrellas.

   -El átomo ahora es arena- dijo la hormiga y caminó hasta el río que quedaba, abrazada en los pies del elefante.

   - Un buen puchero me voy a hacer con esta planta-  dijo el elefante y aterrada y seca y envejecida, la planta se marchitó. El elefante la vió y gritó:

   - Amo pensar- y la planta poco a poco recobró vitalidad.

   Sola en la orilla de un charco exhausto, la hormiga se sentó. Una hoja se acercó y la miró confiada.

   - El amor es equilibrio, medida y construcción- pensó la hormiga.

   Los filamentos de la hoja se fueron hasta el centro del charco y descendieron hasta el fondo del desierto. La tierra se agitó y desde la fuente de las estrellas, el sol recobró su altura. El árbol volvió a crecer y dió frutos en abundancia.

   - El amor es la tierra en los ojos heridos de una hormiga- pensó el elefante y bebió un vaso de agua tan profundo que le crecieron las orejas y sintió que volaba como un águila. En la imaginaria rama de su árbol, habitó el lugar común de su paciencia y en fila india anduvieron su bondad, su descanso cierto y la paz indefinida de su ímpetu más compasivo.

   Ahora las estrellas titilaron más cálidas y el águila abatida durmió sobre la ternura de un caballo. Al despertar, amaneció la calma brillante de su soledad por fin lejana.

   - El amor es regresar a los ojos abiertos de un caballlo- pensó el águila.

   En el inaccesible y tremendo y paradisíaco fondo del mar, el corazón del mundo, latió hasta salir a la superficie. La hormiga, el elefante y el águila no lo vieron porque ahora el poder del sol abrazó el frío de la luna y todas las estrellas germinaron hasta los frutos de aquel árbol. Algunos leñadores, furtivamente, se acercaron. Eran tres, desde luego. Todo lo que hicieron a continuación es apenas el frágil comienzo de otra hermosa, tremebunda y larga historia.

basado foto G.  García Marquez.


viernes, 21 de mayo de 2021

Elaboración del poema

El hambre

no juega

al ajedrez.


Sentir es un lujo.


Los muertos no escriben.

Corrijo durante el desayuno.


Una taza de mate cocido.

Un paquete de galletitas saladas

y un cigarrillo.


Jaque al rey

de las palabras vanas.


Usted tiene muerto el corazón.


Escribo con la sangre de las heridas.

Paso en limpio y brilla la pared.


Una taza vacía.

Seis galletitas saladas

y la colilla de un cigarrillo.


El hambre

me obliga 

a dejar de escribir.


Siento los párpados pesados.


Los muertos no se mueven.

Doy vuelta la hoja de un cuaderno.


Miro la taza que permanece vacía,

el paquete de cigarrillos, sin cigarrillos

y las seis galletitas, inmóviles y en fila.


Jaque mate a la poesía.

Siento el paso del tiempo sobre las costillas.

Los muertos no piensan en mí.

Corrijo el primer verso.

Soy  un poema sentado.

Siento como la mañana se ríe de mí cara.

Walt Withman no para de nacer.

basado pintura  Mattisse.