viernes, 10 de enero de 2014

Fotocopia de la mùsica

Cae la tarde
sobre un verso melancólico
y era fértil el sonido
que se llevó la madrugada.

Para mi que es un crujir
de huesos esparcidos
hacia el cielo
que desmiente
nuestras verdades
como heridas que se cierran
en la generosidad
de las flores.

Vuelve tibia sin la mente
el calor profundo de la sangre.
En el río de las sombras duraderas
pasan acaudaladas músicas
y la muerte incognoscible
trampea su memoria.

Son gotas de lluvia
las estrellas que reiteran
la diaria manifestación
de la vida que trasuda
otra vez este silencio.

Solía yo cantar
en el mar de una ducha
con peces que volaban.
Las nubes van mutando
entre brillos que no duelen.