jueves, 27 de diciembre de 2018

Desesperación maquinal

   Escribir y pintar como una respiración. Dedicarse a fondo aunque la precariedad te estruje el corazón y se te caiga a pedazos la vida. Hasta confundir la realidad con lo fantaseado. Hasta que se corporicen los personajes de cualquier libro y hasta que cualquier libro no sea más que otro objeto absurdo y ajeno como todo objeto. Y que sean sujeto  los cuentos y los cuadros y los poemas y bocetos y las novelas y los dibujos. Arrancarle inspiración a las horas rutinarias. Devolver una luz limpia a las oscuras oquedades del mundo. Trabajar a destajo y sin esperar nada a  cambio. A pesar del dolor en los ojos acuosos y enrojecidos de sueño atrasado y ojeras sin cuento. Jugar  y comprometerse con el juego. A despecho de la soledad y el silencio  y las trasnochadas sin sentido. A caballo  de las porquerías y de las frustraciones. Más allá de las buenas  maneras y de  la auto compasión. Sin piedad ni caricias ni pájaros ateridos  de frío más que en  el producto y resultado del esfuerzo. Incluso sin esfuerzo ni obligación ni exigencia ni pose. Así, como respirar.      

 


miércoles, 5 de diciembre de 2018

Planos



   




                    Planos

Bordes terrosos
de los pájaros que habitan
la urgencia de la espera.
De sustancias
van partiendo
los contenidos
para siempre cada día.
El cielo se diluye
en la vaguedad
de un aeropuerto
y otra medianía
pierde
el aire de los ojos.

Quizás volaron los cimientos
del espejo intocable
de tu boca
porque vacío en el infierno
se fue un zapato
dando saltos.
Así es como el cuerpo
de la luna
trituró toda esperanza
y vulgares y mediocres
adornos de vidrio
estos pájaros
son ahora.