martes, 12 de agosto de 2008

Invisible

Apoyado en la lejanía
clama un eco
el bizco reflejo
de esta maraña que no existe.

Serán fáciles los pasos
del atardecer que sueña
primero
el empinado camino.

Cual una risa desperdigada en llantos
se asoma el futuro de otra vida.

No hay lírica ni espejo.
No hay queja ni sol.
Ayer se derritió la luna
en el deshielo de mi casa.
Al temblar voy repitiendo
el frío de otros fríos,
y entre tanto un extensivo cigarrillo
cae sobre la superficie de algún cepillo de dientes.