Karma
Tantos seres como somos.
Viajan incómodas indiferencias.
No era de ni como
sino cuando
aunque tampoco.
El abrupto movimiento
se llevó
prolijamente
el instante ahora retocado.
Uno más
para este ritmo
que cayendo va
llega la pausa
y entonces vuelve el cielo.
Mi alma cruje
en esta mezquina ciudad
que quiero tanto.
Gritos, corridas y ruidos
se evaporan lo mismo
que lo inútil en lo inútil
y en un cono de luz
de la penumbra
donde además
me abandonaron las palabras.
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