A brazo partido
Oprimir un botón, una tecla, el sol desde muy lejos. Descender toda la historia, todas las historias y acallar el horizonte. Desplegar la ausencia de memoria en el sinfín de las palabras. Encuentro en la mañana, la sinrazón del cuerpo que presiona. Más se corta, más se obtura, más se desenvuelve. Todo lo precario es un río de aguas que fueron cristalinas. No perduran, tampoco, las piedras sin descanso. Ahora es un perderse las flores más triviales. Naturalezas de algún tallo que creció a fuerza de vacío. Un objeto sin objeto, demediado en la impostura. Podría tal vez quizás probable sin la mente, caerse todo el cielo, tan radiante de la espera. Arrodillo en el dolor, el dolor de cada pérdida y después de una importancia, arremeten sin salida, las pantallas de la incertidumbre. Vi que era un poema, la libertad en el poema. Ya no puedo evitar más lenguajes ni entenderlos. Oprimidos por botones, por las teclas de las flores que explotaron sin ser vistas. Después parece que amanece. Siempre amanece.
Ahora hay un grito sofrenado en los protocolos y un temor en la calle, en las vísceras de mi andar enormemente solitario. Qué brújula seguir? Dónde está el rincón razonable? Cuándo el tiempo volverá a pasar? Pienso sin consecución, sin despliegue y sin poder gritar.
Son infinitas las palabras precisas para describir el horror.
Donde los pájaros canten.
Donde las flores amarillas del desencanto se olviden de mi existencia.
El buey lento se toma el agua sucia, dice Juan. El poeta se lleva a la boca, todo lo que le dan, dice un libro. Secretos en vasos y botellas y un infierno hostil de tanto andar. Sin embargo, sin embargo, sin embargo. El poder es bondadoso. La lucha por la supervivencia puede dejarte ciego de dolor. Camina y respira hasta que todo ruido sea canción. Apenas en la bruma. la toxicidad letal, vuelve hacia tus ojos.
Qué fue de la ancestral humildad que nos enseñó la cultura oriental?
basado pintura Matisse.
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