Sedimentos
Una vez dos vez tres vez
cuatro vez
el cristal donde dormir
lo absurdo empañado
de.
Se fraguó en la herida
un diccionario
y todos los paisajes
existen-apenas-en-la-poesía.
Ahora es una cifra
elemental de brazos parpadeando.
Después más rinocerontes
carcomidos en la piel
que declinan tu violencia
del sentido más sentido
pasajero del planeta microbiano
que vi en la tenue sensación
de articular estrellas en un charco.
Todavía respiro el amanecer caudaloso,
la ironía explícita,
el paradigma ciego
y la persistente orilla de reír
a fuerza de tristezas.
Yo sé que ahora vendrán acumuladas
de extraños tangos
caras contundentes y un
-que no es súbito- temblor.
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