lunes, 12 de julio de 2021

Preludio

   Puedo dibujarte hasta el fin

   de mis días

   y sin embargo, nunca podré

   igualar tu cara.

   Quisiera que esto

   no fuera un poema

   y para eso

   es que vuelvo a escribirlo.


   Ya no me duele

   ni me desespera

   todo lo inaccesible,

   porque en esa forma última

   vive la plenitud.

   Resguardada del mundo,

   sin tropiezos ni fisuras.

   Donde otro mundo

   vuelve a mí.


   Ya no hay nada de sombra

   entre las sombras.

   Todo el aire se hace humo

   y ascienden las instancias

   como un quedarse

   de pájaros sin cielo.


   El profundo vacío

   sin nosotros,

   adscribe cada paso de los días.

   Así es la posesión

   desentendida de tenerte.


   Hay un sonido de aves

   casi imperceptible

   y un apuro demorado

   más allá de los destinos.

   Un día ví

   que caminaba el sol,

   indeciso como un misterio.

   Desde entonces toda espera

   ya no vive en densidad

   y la poesía por dentro del poema

   existe sin articulación alguna.


   Urgente y ahora

   lo cotidiano subleva

   una congoja.




   

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