Discurrir
Las horas ya no caen subterráneas
lo único que hace falta es habitarnos
merodea la ilusión de no estar
un espejo tiene la claridad de abandonarse.
El futuro desmoronado vuelve en si
un perfume se arroja desde el aire
el ruido es otra estatua vivificada
por la infancia musical de lo infrecuente.
Antes que los pentagramas se alejaran
había la premonición de los pájaros fervorosos
sin desafinar la naturaleza más simple
huele a mucho campo entre caballos
caído desplumado el tiempo no concentra
y la abundancia no tiene asuntos irresueltos.
basado en "Ciudad", Escher.
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