Perplejidad
Me falta todo lo que tengo
en el cielo interrumpido de esta quietud.
No sé más los vientos
ni el propósito del aire
afuera.
Recuerdo un viaje al centro de la tierra
y me lastima el sol en las paredes.
Podría decir la desesperación
cuando veo los ciervos tan anaranjados.
Después se fueron todas las parodias
y la luna se vistió de aljibe.
Vio la nada para siempre
el colibrí de los espasmos.
De todos los días que pasaron
llevándose los truenos
al desierto más imperceptible
de un ínfimo clamor
y este color perdido de la lluvia.
Es lo que se oye desde lejos
la ignorada penumbra de los tallos
porque un trapecio alimenta su alegría
en la raíz de los cielos circulares
donde los atropellados ruidos
descansan su tormento
y el sol sabe a raudales
los lugares felices de la noche
por conjunciones que deslindan los pájaros sin muerte.
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