Otros jardines
Volver a desandar un camino el fondo del mar
fue un temor que pasó entre ruidos la nada
que engulle los perros y las bandurrias nunca están
solos resbalando cerca de estar descalzo
porque el cemento no sabe acalambrarse
dura demasiado esta espera sin tiempo de importancia
me rebasan las palabras manjar de hospitales gelatina
¿ qué dibujo tiene el surco alado de la noche?
ahora llueve en la cocina esta tormenta pasará.
poco es el fuego había encendido calle pasillo sin vereda
apariciones me dejaron un reguero de hipótesis
más piel ritos pasados por la escarcha del hartazgo
en esta lámpara los genios frotaron la distancia
al lado de las superficies remotas de las nubes
yéndose al despojo caminaban los papeles
nuestra furia nunca exenta de ternura
vomité además los desniveles de la soledad
y comí sin esponjas el intento de las flores.
Basado en artículo diario La Nación. Suburbios de París, siglo 19.
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