Bombones
Cuando fue hasta la heladera y desenvolvió el pequeño comestible, la sensación de placer había sido previa. Después de masticar supo que no eran chocolates y que acaso todos crecemos sin filtros y con amargura. No hace falta decir que nunca miró la marca del producto. El agua caliente estuvo ausente y distante respecto de su avidez por disfrutar. Se consoló pensando que a pesar de todo, todavía no había perdido la capacidad de sentirle el sabor a los alimentos. Aunque escupió los restos del caldo triturados sobre la mano, no pudo evitar reírse.
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