Madre
Aunque la noche del mundo,
insista en la imprudencia
de un suplicio.
Por más que todo nuble los sentidos
y hasta las rendijas más mínimas
se rindan por espanto.
Digan lo que digan
y hagan lo que hagan
los oportunistas cruzados.
Nunca la generalidad sin alma,
abolirá los pétalos esparcidos
por el amor ferviente
de tu inmensa mansedumbre.
¿ Podré con tanta devoción
o es sólo pereza y comodidad?
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